top of page

María Montessori, la primera mujer médica y educadora italiana.


María Tecla Artemisia Montessori (Chiaravalle, provincia de Ancona, Italia, 31 de agosto de 1870-Noordwijk, Países Bajos, 6 de mayo de 1952), más conocida como María Montessori, fue la primera mujer médica y educadora italiana conocida por la filosofía de la educación que lleva su nombre y sus escritos sobre pedagogía científica. A una edad temprana, Montessori rompió las barreras y expectativas de género cuando se inscribió en clases en una escuela técnica para hombres, con la esperanza de convertirse en ingeniera. Pronto cambió de parecer y comenzó medicina en la Universidad de Roma La Sapienza, donde se graduó, con honores, en 1896. Su método educativo se usa hoy en día en muchas escuelas públicas y privadas de todo el mundo.

Nació en el seno de una familia burguesa católica. Sus padres fueron Renilde Stoppani y Alessandro Montessori, militar de profesión. La familia se trasladó a Roma cuando tenía 12 años para que pudiera tener una buena educación. En un principio habían pensado que estudiara magisterio, la única salida profesional para las mujeres de la época pero ella se planteó otras opciones.

Estudió ingeniería a los 14 años, después biología y por último fue aceptada en la Facultad de Medicina de la Universidad de Roma "La Sapienza". En 1894 ganó un premio bien remunerado por un trabajo sobre patología general, en 1895 ganó una plaza como asistente médico en un hospital de mujeres y otra en uno de hombres sin recursos. Entró en la clínica psiquiátrica de la Universidad de Roma y empezó a trasladar su pensamiento hacia otras disciplinas.

A pesar de las dificultades económicas y sociales, a los 26 años, en 1896, se convirtió en una de las primeras mujeres en obtener el título de medicina en Italia. Más tarde estudió antropología y obtuvo un doctorado en filosofía, época en la que asistió a uno de los primeros cursos de psicología experimental. Desarrolló su propia clasificación de enfermedades mentales.

Seis meses antes de su primera intervención pedagógica, el 31 de marzo de 1898, tuvo un hijo secreto, Mario Montessori, fruto de su relación con su colega Giuseppe Montesano, que fue enviado a ser discretamente criado por una familia en el campo.

En 1898, en un congreso pedagógico en Turín expuso la importancia de la educación y atención a niños con deficiencias mentales y planteó la relación entre el abandono infantil y el desarrollo posterior de la delincuencia.

A partir de esta intervención el ministro de educación, Guido Bacelli, le propuso realizar una serie de conferencias en Roma para presentar sus ideas sobre la educación de estos niños. Posteriormente se fundó una escuela estatal de ortofonía de la que Montessori fue directora entre 1899 y 1901. En este periodo integró un grupo de profesorado especializado en la observación y la educación de menores con discapacidad.

Entre 1898 y 1900 trabajó con niños considerados perturbados mentalmente. Se dio cuenta de que estos niños tenían potencialidades que, aunque estaban disminuidas, podían ser desarrolladas y que eran dignos de una vida mejor sin representar una carga para la sociedad. En este momento decidió dedicarse a los niños durante el resto de su vida. Observó a los niños de una institución para niños «ineducables» ugando con las migajas de la comida, porque no había ningún objeto más en el sitio. Vio que no se las comían, sino que las manipulaban y se dio cuenta de que lo que les hacía falta eran objetos para tocar, que el ser humano tiene necesidad de actividad, de realidad, de cultivar su inteligencia y personalidades.

Más tarde se trasladó a Londres y París para estudiar nuevas metodologías. De regreso a Roma continuó con sus observaciones, elaboró un método fundamentado en los principios de Jean Marc Gaspard Itard y Édouard Séguin e inició una serie de nuevas experiencias en el ámbito de la lecto-escritura, un método que resultó positivo en menores con discapacidad. El conjunto de sus investigaciones le dio posibilidad de ocupar la cátedra de antropología pedagógica en la Universidad de Roma, en la que se dedicó a la enseñanza durante varios años.

Gradualmente fue desplazando su interés inicial por los niños con discapacidad intelectual hacia los niños en edad escolar. A partir de este desplazamiento, el mes de enero de 1907 Montessori fundó la primera Casa dei Bambini, un lugar donde los niños y niñas tuvieron la oportunidad de aprender siguiendo sus innovadores métodos. De hecho, la fundación de este primer centro fue impulsada básicamente por el Instituto Romano dei beni stabili, un organismo social que pretendía impulsar la rehabilitación del barrio de San Lorenzo de la capital italiana mediante la construcción de edificios modernos, ya que los habitantes de este barrio vivían en una gran precariedad higiénica. El director de este organismo E. Talamo conocía las experiencias de Montessori como médica y como educadora y creyó oportuno confiarle la dirección de un centro de formación para niños. En realidad el centro era una institución pedagógica orientada a los menores de tres a seis años que residían en los inmuebles del Instituto Romano. Según reconoce Montessori en su libro "Il Bambini",

“el proyecto inicial pretendía reunir a los hijos de los residentes de un edificio con el fin de impedir que se equivocaran de escalera, maltrataran los muros y sembraran el desorden.”

Al aceptar, Maria Montessori se propuso dos objetivos: por un lado procurar una vida mejor a quienes allí residían, basada en la higiene y la armonía familiar y social; por otra, perseguía una finalidad pedagógica. La principal innovación de la Casa dei Bambini era la de ofrecer a los pequeños un espacio adaptado donde podían vivir todo el día acompañados de una institutriz, los padres estaban invitados a entrar en el centro y seguir el trabajo de sus hijos e hijas siempre que respetaran las maneras y la propiedad de los menores. En cuanto a la institutriz, tenía la obligación de residir en el edificio con el fin de facilitar la cooperación con los padres y madres en su tarea de educar a sus hijos. Fue en este primer centro (luego trasladado como modelo a tantos otros alrededor del mundo) donde Montessori comenzó a aplicar los resultados de sus estudios, creando lo que conocemos como Método Montessori.

De esta pequeña escuela fundada en la calle Marsi, en Roma, surgió una obra que tuvo eco mundial en los medios educativos. En esta época, resultaba extraordinario asociar el aspecto social y el pedagógico a la educación infantil, así como defender los derechos de los niños y niñas ante los adultos. En 1909, Montessori publicó su obra fundamental sobre el método de la pedagogía científica aplicada a la educación de los niños: "Il metodo della pedagogía científica applicato all 'educazione infantil nelle case dei bambini". Sus repercusiones fueron tan importantes que la obra fue traducida con gran rapidez a numerosos idiomas. Tras el éxito de la Case dei Bambini fundó cuatro nuevas escuelas en Roma, y dejó la escuela original para expandir el método, y en 1913 organizó cursos internacionales en Roma a los que asistieron un centenar de educadores de gran variedad de países, confesiones y afiliaciones políticas. Todos aquellos profesionales que conocieron el método, ya fuera a través del libro o a través de alguno de los seminarios, contribuyeron a crear un clima favorable en los lugares de donde procedían. Como fruto de esta propagación, la Società humanidad constituyó la Case dei Bambini de Milán en acuerdo a los principios montessorianos. Multiplicó sus viajes por toda Europa, América y Asia, dictando conferencias y organizando cursos de formación, participando en congresos, estableciendo contactos con personalidades. Roma, Milán, Londres, París, Berlín, Ámsterdam, Barcelona, San Francisco, Madrás o Karachi son algunas de las ciudades donde se organizaron todos estos eventos. Con todo esto llegó a formar personalmente a más de cinco mil estudiantes de todo el mundo. Resulta difícil ordenar cronológicamente todos los viajes que llegó a hacer, aun así, si es posible discernir aquellos que tuvieran una influencia especial en el destino de su obra.

Durante la Primera Guerra Mundial se trasladó a menudo a Estados Unidos donde fundó un colegio para maestros. Con Alexander G. Bell, en ese momento considerado el inventor del teléfono, y su hija abrieron la primera Case dei Bambini en Estados Unidos. Allí, las escuelas se multiplicaron y se formó la American Montessori Association que encabezaron el mismo Alexander G. Bell y Margaret Wilson, hija del presidente Wilson.

La entrada del método Montessori se interrumpió debido a la intervención del profesor William Kilpatrick que, en 1914, escribió el libro The Montessori System examined en el que declaró que la teoría Montessori había quedado obsoleta.

En 1915 realizó un viaje a Estados Unidos en el que le acompañó por primera vez su hijo Mario Montesori que contaba con 17 años. Fue el comienzo de una asociación permanente entre madre e hijo tanto en el trabajo como en la vida personal. A su regreso de América en 1917 Mario se casó con Helen Christie y residieron en Barcelona. Desde principios de la década de los 20 su hijo ocupó un lugar cada vez más importante en la vida de Montessori. En 1929 ambos fundaron la Asociación Montessori Internacional.

En 1926 se fundó la Real Escuela del Método Montessori con el apoyo de Mussolini, las escuelas y los centros de formación a docentes se multiplicaron en Italia y se esparcieron en varios países, entre ellos Alemania. Posteriormente, ella renunció a la ayuda de Mussolini a causa de su voluntad de adoctrinar a los niños con una finalidad bélica, principio que resulta incompatible con el concepto de libertad, tan fundamental en el método. Mussolini mandó cerrar todas las escuelas, y Adolf Hitler hizo lo mismo en Alemania.

Cuando estalló la Guerra Civil española, la familia Montessori dejó Barcelona y volvió a emigrar para establecerse en los Países Bajos en 1936, año en que el gobierno fascista le obligó al exilio. Holanda, concretamente Ámsterdam, ciudad que les acogió, se convirtió en la sede de la Asociación Montessoriana Internacional. Allí conocen al banquero Pierson con quien se asociaron para abrir una escuela.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Montessori y su hijo se refugiaron en la India, donde desarrollaron el trabajo con niños mayores de seis años, iniciando la primaria Montessori.

El viaje a la India fue por invitación de la Sociedad Teosófica con sede en Madrás, llegando a Adyar, Madrás en octubre de 1939. María tenía previsto organizar un curso de tres meses y regresar a Europa en 1940 pero la Segunda Guerra Mundial hizo que prolongaran su estancia. Debido a su condición de italiano, Mario fue obligado por el gobierno británico (que en ese entonces dominaba la India), a internarse en un campo de concentración (de trabajo) para civiles en Ahmendnagar y también impusieron restricciones a los movimientos de María Montessori. Pero el 31 de agosto de 1940 (día del cumpleaños de María), los británicos liberaron a Mario.

Durante siete años, de 1939 a 1946, María Montessori permaneció en la India donde realizó 16 cursos de capacitación y formó a más de un millar de profesores. Ella hablaba en italiano y su hijo le traducía al inglés.

En 1946 regresó a Europa y tras apaciguarse el conflicto volvió a integrarse en el círculo europeo, regresando a Ámsterdam. Mario se casó en segundas nupcias con Ada Pierson, quien había cuidado de su familia mientras éste estaba en la India.

María Montessori, acompañada de su hijo Mario, llevó a cabo cursos y conferencias en Londres, Escocia, Roma, Berlín, Ceilán, India, Pakistán, Países Bajos y Francia. Estableció su residencia en Noordwijk Aan Zee, Holanda, hasta su muerte a los 82 años, el 6 de mayo de 1952. Está enterrada en el Cementerio Católico Romano de dicha ciudad.

María entabló relación con grupos feministas en lucha por los erechos políticos y civiles de la mujer y en otoño de 1896 apenas licenciada en medicina fue invitada a formar parte de la delegación italiana que asistiría en Berlín al Congreso sobre los Derechos de las Mujeres.

Hablo en nombre de seis millones de mujeres italianas —expresó Montessori— que trabajan en fábricas y granjas durante dieciocho horas al día por una paga que suele ser la mitad de la que reciben los hombres por realizar el mismo trabajo, y a veces incluso menos.

También defendió el derecho de las mujeres solteras a entrar al mundo del trabajo y su derecho a decidir sobre el matrimonio y el control de sus bienes, enarbolando desde entonces la bandera de la equidad salarial entre mujeres y hombres.

En un Congreso Internacional de Mujeres en Londres (1890) denunció las condiciones de vida de las maestras rurales en Italia y de los niños forzados a trabajar en las minas en Sicilia. Relacionó así el feminismo con las reivindicaciones sociales y, al exponer sus ideas sobre el rol de la mujer como promotora del cambio, insistió en su derecho a la educación, el conocimiento, el trabajo fabril e intelectual, al voto y a decidir sobre la vida en pareja y las condiciones de la maternidad.

En 1908 asistió en Roma al Primer Congreso de Mujeres Italianas y presentó la ponencia, “La moral sexual en la educación”, sosteniendo la necesidad de la educación sexual para liberar a las mujeres del puritanismo y de la moral que las esclaviza “al rol de cuidadoras y madres, ignorantes de la vida y de sus problemas, infantiles en sus pensamientos y en sus conciencias”.

En el libro "Por la causa de las Mujeres" se recogen nueve textos en los que la autora defiende y promueve un modelo de «mujer nueva», consciente de su potencial y artífice de su propio destino. En sus textos plantea la defensa del derecho al voto y a la educación, el trato paritario en el trabajo y en el matrimonio reflejando los primeros pasos de la emancipación femenina en Europa.

Mientras desarrollaba su labor pedagógica, Montessori descubrió los trabajos de dos médicos franceses, Jean Itard (1774-1838) y Eduardo Séguin (1812-1880). El primero de estos es considerado el «padre» de la nueva pedagogía, que establece la importancia de la observación en los niños y entiende que a los niños no se les puede imponer nada y, el segundo creó ejercicios y materiales para ayudar al niño a desarrollar sus facultades, además de estudiar el caso del denominado niño salvaje de Aveyron. Más tarde, conoció los trabajos del pedagogo suizo Johann Heinrich Pestalozzi (1746-1827). Pestalozzi hacía énfasis en la preparación del maestro, que primero debe lograr un cambio en su persona y debe tener amor a su trabajo. También debe haber amor entre el niño y el maestro.

Principios básicos del método

La mente absorbente de los niños: la mente del niño posee una capacidad maravillosa y única, tiene la capacidad de absorber conocimientos. Lo aprenden todo inconscientemente, pasando poco a poco del inconsciente a la consciencia. Se les compara con una esponja, con la diferencia que la esponja tiene una capacidad de absorción limitada, mientras que la mente del niño es infinita.

Los períodos sensibles: se refiere a los períodos en los cuales los niños pueden adquirir una habilidad con mucha facilidad. Se trata de sensibilidades que permiten a los niños ponerse en relación con el mundo externo de un modo excepcional. Estos momentos son pasajeros y se limitan a la adquisición de un determinado conocimiento. Maria Montessori los describe así:

  • el período sensible del lenguaje, que sitúa aproximadamente entre los 2 meses y los 6 años,

  • el período sensible de la coordinación de movimientos (± desde los 18 meses hasta los 4 años),

  • el período sensible del orden (± desde el nacimiento hasta los 6 años),

  • el período sensible del aguzamiento de los sentidos (± desde los 18 meses hasta los 5 años),

  • el período sensible del comportamiento social (± desde los 2 años y medio hasta los 6 años),

  • el período sensible de los pequeños objetos (un período muy corto en el transcurso del segundo año).

La autonomía de los niños: un modo de motivar a los niños y despertar sus ganas de aprender se resume en la fórmula de Maria Montessori: «Ayúdame a hacerlo solo». El material se coloca a la altura del niño para que pueda tomarlo y guardarlo él solo. El adulto únicamente interviene cuando el niño le pide ayuda. De este modo, se favorece la autonomía desde los primeros años.

El ambiente preparado: se refiere a un ambiente que se ha organizado cuidadosamente para el niño, diseñado para fomentar un mejor aprendizaje y crecimiento. En él se desarrollan los aspectos sociales, emocionales e intelectuales y responden a la necesidades de orden y seguridad. El diseño de estos ambientes se basa en los principios de belleza y orden. Son espacios luminosos y cálidos, que incluyen lenguaje, plantas, arte, música y libros. El material didáctico específico de vida práctica, vida sensorial, lenguaje y matemáticas constituye un elemento esencial del ambiente preparado.

El papel del adulto: el papel del adulto en la Filosofía Montessori es guiar al niño, darle a conocer un ambiente bueno y cómodo. Ser un observador, estar en continuo aprendizaje y desarrollo personal. El verdadero educador está al servicio del niño educando y debe cultivar en él la humildad, la responsabilidad y el amor.

La autoeducación: se consigue creando un ambiente libre, unos materiales auto corregibles que los niños puedan identificar sus errores y aprender de ellos, teniendo en cuenta los sentidos, ya que estos atraviesan diferentes periodos sensitivos.

La ayuda de pares: Montessori promueve que cuando el niño tiene una duda consulte primero a sus pares, luego a un compañero de mayor edad, luego un libro y si no entonces acuda al adulto. De esta manera el niño gana independencia y muchas veces logra resolver su problema sin acudir al adulto, ganando así independencia.

Etiquetas:

bottom of page