Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón (Coyoacán, Ciudad de México, 6 de julio de 1907- Ciudad de México, 13 de julio de 1954), conocida como Frida Kahlo, fue una pintora mexicana. Su obra gira temáticamente en torno a su biografía y a su propio sufrimiento. Fue autora de 150 obras, principalmente autorretratos, en los que proyectó sus dificultades por sobrevivir. También es considerada como un icono pop de la cultura de México.
Su vida estuvo marcada por el infortunio de sufrir un grave accidente en su juventud que la mantuvo postrada en cama durante largos periodos, llegando a someterse a hasta 32 operaciones quirúrgicas. Llevó una vida poco convencional. La obra de Frida y la de su marido, el pintor Diego Rivera, se influyeron mutuamente. Ambos compartieron el gusto por el arte popular mexicano de raíces indígenas, inspirando a otros pintores mexicanos del periodo posrevolucionario.
En 1939 expuso sus pinturas en Francia gracias a una invitación de André Breton, quien intentó convencerla de que eran «surrealistas», aunque Kahlo decía que esta tendencia no correspondía con su arte ya que ella no pintaba sueños sino su propia vida. Una de las obras de esta exposición (Autorretrato-El marco, que actualmente se encuentra en el Centro Pompidou) se convirtió en el primer cuadro de un artista mexicano adquirido por el Museo del Louvre. Hasta entonces, Frida Kahlo había pintado solo privadamente y a ella misma le costó admitir que su obra pudiese tener un interés general. Aunque gozó de la admiración de destacados pintores e intelectuales de su época como Pablo Picasso, Vasili Kandinski, André Breton, Marcel Duchamp, Tina Modotti y Concha Michel, su obra alcanzó fama y verdadero reconocimiento internacional después de su muerte, especialmente a finales de los años de 1980 y principios de 1990 por coleccionistas como la cantante Madonna.
Comenzó a pintar durante su convalecencia del accidente que sufrió cuando regresaba a su casa de la escuela en autobús el 17 de septiembre de 1925 que la dejó gravemente herida y con secuelas el resto de su vida. Así lo explicó:
Mi padre tenía desde hacía muchos años una caja de colores al óleo, unos pinceles... y una paleta en un rincón de su tallercito de fotografía... yo le tenía echado el ojo a la caja de colores. No sabría explicar el por qué. Al estar tanto tiempo en cama, enferma, aproveché la ocasión y se la pedí a mi padre... Mi mamá mandó hacer con un carpintero un caballete... que podía acoplarse a la cama donde yo estaba, porque el corsé de yeso no me dejaba sentar. Así comencé a pintar mi primer cuadro, el retrato de una amiga mia... Junto a la cama había un espejo donde Frida se veía así misma, se descubría y experimentaba con ella su propio modelo, este fue el inicio de sus numerosos autorretratos. Este primer estilo juvenil estuvo influenciado por la pintura retratística mexicana del siglo XIX de inspiración europea.
Casada con Diego Rivera en agosto de 1929, la influencia de Diego en la pintura de Frida se reconoce a partir de entonces con un importante cambio de estilo orientado hacia el mexicanismo, hacia la afirmación nacional mexicana. Así se unió al grupo de artistas, en el que participaba Diego, que propugnaba un arte autóctono mexicano, integrando objetos del arte popular y de la cultura precolombina. En sus autorretratos, Frida se representaba vestida de campesina o de indígena, expresando su identificación con la población indígena.
Durante cuatro años el matrimonio vivió en Estados Unidos, desde noviembre de 1930 y hasta 1934. En Detroit reflejó en su óleo Henry Ford Hospital su trágico segundo aborto: se ve a Frida desnuda en una cama del hospital con la sábana blanca empapada de sangre, de su vientre salen seis venas rojas que se enlazan a seis objetos que son símbolos de su sexualidad y del embarazo fracasado.
La pintura ha llenado mi vida. He perdido tres hijos y otra serie de cosas que hubiesen podido llenar mi horrible vida. La pintura lo ha sustituido todo. Creo que no hay nada mejor que el trabajo.
En sus pinturas, Frida se representó en escenarios amplios, áridos paisajes o en frías habitaciones vacías que remarcaban su soledad. Los retratos más intimistas de cabeza o de busto se complementaban con objetos de significado simbólico. En cuanto a los retratos de cuerpo entero, se integraban en representaciones escénicas y enmarcaban su propia biografía: la relación con su esposo, cómo sentía su cuerpo, sus enfermedades consecuencia de su accidente juvenil, la incapacidad de engendrar hijos, su filosofía de la naturaleza y del mundo. Expresó sus fantasías y sentimientos por medio de un vocabulario propio con símbolos que precisan ser descifrados para entender su obra. Estas representaciones rompieron tabús, especialmente sobre el cuerpo y la sexualidad femenina.
Aunque llegó a conocer el éxito en vida, Frida Kahlo tardó en lograr el reconocimiento como artista. La apreciación de su trabajo pictórico se produjo después de su muerte, tardando más de una década en alcanzar verdadero reconocimiento internacional: Tras su muerte en 1954, por largo tiempo se guardó silencio sobre ella y recién a comienzos de la década de 1970 fue redescubierta en el contexto del movimiento de liberación de las mujeres. Desde entonces se han realizado numerosas exposiciones de sus obras y variados homenajes a la mujer y a la artista Frida Kahlo y su fama se ha incrementado permanentemente. En cuanto a su impacto, hace tiempo que ya superó con creces a Diego Rivera.
La importancia de su obra pictórica, la complejidad de su vida y su influencia en la cultura mexicana de la postrevolución, donde se gestó el movimiento muralista encabezado por su esposo, han sido muy estudiadas desde múltiples perspectivas y hay publicados muchos estudios críticos sobre ello. Su personalidad se forjó en una trayectoria vital plagada de enfermedades que le producían un continuo dolor, así como en unas relaciones personales con otras personalidades culturales de primer orden. Su obra refleja esa trayectoria vital, su propia fantasía y la tradición popular mexicana, incluida la de los exvotos y la prehispánica. Kahlo admiraba la pintura revolucionaria y la consideraba necesaria en su tiempo, pero era consciente de que su pintura no lo era, así escribió:
«Mis cuadros están bien pintados, no con ligereza, sino con paciencia. Mi pintura lleva el mensaje del dolor. Creo que cuando menos a unas pocas gentes les interesa. No es revolucionaria, para qué me sigo haciendo ilusiones de que es combativa; no puedo».
Por tanto, su obra no puede asociarse al nacionalismo revolucionario que practicaba su esposo Diego Rivera; más bien se trata de una obra arraigada en el arte popular. Un aspecto inquietante de su obra es la frecuente disociación de ella misma en varios de sus autorretratos, esta dualidad puede nacer tanto de su propia historia como de la fantasía del pueblo mexicano.
Fuertemente transgresora en muchas de las normas y convenciones de su tiempo, decidió también ser la protagonista de sus pinturas. En lugar de realizar un dulce trabajo, como podía esperarse de una mujer de su época, construyó una obra llena de singularidad con un fuerte contenido dramático tanto en los temas como en las representaciones de sí misma.
Kahlo se mostró en sus pinturas coexistiendo tanto con la vida como con la muerte, especialmente en sus frecuentes operaciones quirúrgicas, siendo constante la presencia de su dolor. En La columna rota su cuerpo aparece cubierto de clavos. También se muestra como productora de vida y energía, o como fuente de amor y de sentimientos. El tema de las relaciones y el afecto aparece frecuentemente en su obra, especialmente su gran amor Diego. Pero, sobre todo, es el personaje que creó de ella misma el motivo principal y protagonista de sus cuadros. Su mensaje con el paso del tiempo sigue manteniendo toda su vigencia como un grito de denuncia contra la opresión.
En su diario que escribió a partir de los 35 años, relató sus vivencias tanto de su última década como de sus primeros años. Escribió sobre sus pensamientos, su sexualidad, la fertilidad, sus sufrimientos físicos y psíquicos.
En la sociedad de su tiempo, donde la supremacía de lo masculino constituía el sentido común, la mujer jugaba un papel que claramente la supeditaba al varón. Frida, a pesar de estar casada y de demostrar el gran amor que sentía hacia su marido, se mostró autosuficiente y fuerte. Se representó en su obra de manera ambigua, con características sexuales andróginas, con algunos rasgos considerados como masculinos, exagerando sus cejas y su incipiente bigote.
Fue de las primeras pintoras que expresó en su obra la identidad femenina desde su propia óptica, rechazando la visión de lo femenino que se dibujaba desde el tradicional mundo masculino. Ella fue una de las que contribuyeron en la formación de un nuevo tipo de identidad para la mujer y es reconocida, hoy, por muchos, como un símbolo. Frida Kahlo fue la perfecta heroína feminista de los años 80: su primera biografía, por Hayden Herrera, se publicó en 1983, cuando Madonna y Cindy Sherman transformaban sus experimentos sobre la autorrepresentación femenina en un espectáculo industrial y se incrementaba el interés por el realismo mágico latinoamericano.
El 8 de marzo de 2018, y para conmemorar el Día Internacional de la Mujer, la marca estadounidense de juguetes Mattel anunció que sacaba una línea de muñecas Barbie llamada Sheroes, de "She" (ella) y "Heroes" (heroína), y entre otras muchas personajes se inspiraron en la pintora como modelo de esta línea. Sin embargo, la familia de Frida denunció a la empresa, alegando que no tenían permiso legal para reproducir la figura de la artista.
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