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Wu Zetian, la primera y única emperatriz de China.


La emperatriz Wu, o Wu Zetian (Wade-Giles: Wu Tsê-tʻien, 17 de febrero de 624 – 16 de diciembre del 705) fue emperatriz de China entre los años 690 y 705, interrumpiendo brevemente el gobierno de la Dinastía Tang.

Si bien otras mujeres tuvieron influencia sobre el poder desde la posición de emperatrices consortes o regentes, la emperatriz Wu fue la única monarca soberana en toda la historia china.

Fue elevada a emperatriz tras su matrimonio con Gaozong de Tang en 655, y se convirtió en emperatriz viuda tras su muerte en el 683, tras lo cual obtuvo el poder absoluto sobre el Imperio.

En el año 690 proclamó su propia dinastía, a la que llamó Zhōu (周), en un intento de que su reinado evocara el esplendor idealizado de la antigua dinastía Zhou (1046-256 a. C.). Su dinastía duró poco, pues los Tang fueron restaurados al poder tras su abdicación forzada solo meses antes de su muerte.

El nombre chino habitual de la emperatriz es en la actualidad Wǔ Zétiān (chino tradicional: 武則天, chino simplificado: 武则天). Este nombre es una combinación de su apellido Wu y de su nombre póstumo Zetian.

Su nombre personal fue Wǔ Zhào (武曌), nombre que tomó cuando se hizo con el poder, y para el que llegó a inventar un carácter, con el fin de tener un nombre único. Anteriormente, se la había conocido con nombres diversos.

Durante su reinado, utilizó el nombre de Shèngshén Huángdì (聖神皇帝 / 圣神皇帝), utilizando el título huángdì acuñado por el primer emperador Qin Shi Huang, y que se traduce al español como ‘emperador’.

El que una mujer pretendiera ocupar el puesto de huángdì escandalizó a muchos de los intelectuales de la época, que veían en la subida al trono de una mujer una vulneración de las normas confucianas. La emperatriz Wu intentó acallar estas críticas mediante su patrocinio del budismo, promoviendo interpretaciones de la doctrina budista que daban legitimidad a su reinado.


1. La única emperatriz de China

En más de 3.000 años de historia china, Wu Zetian se alza como la única emperatriz de este país. A los 13 años formó parte del harén del emperador Taizong, que pronto la tomó como su concubina favorita; al morir éste, lo esperado era que Wu Zetian se recluyera en un templo, pero no fue así.

Compartió el poder con el sucesor, hijo de Taizong, incluso gobernó por completo en los períodos frecuentes de enfermedad que él tenía.

2. Escuchaba al pueblo

Era conocida por ayudar a la gente común, y por eliminar la corrupción del gobierno. Evitó guerras de gran envergadura por considerarlas innecesarias y reformó la prueba de reclutamiento para los oficiales, para que fuese una institución más inclusiva.

Instaló cajas de cobre por todo el reino para que los ciudadanos pudiesen denunciar anónimamente y con total libertad lo que les parecía malo. Mantuvo una eficiente policía y mejoró la burocracia.

3. No era una emperatriz déspota

A pesar de los numerosos documentos que atestiguan su carácter terrible y su mandato de terror, el pueblo –al momento, 50 millones de chinos– la quería; de hecho, aceptaba críticas y reconocía y valoraba las sugerencias de sus leales ministros, como la que hizo uno de los más cercanos al insinuar, en el año 701, que era momento de abdicar.

4. Estabilizó y consolidó la dinastía Tang

La dinastía Tang fue uno de los grandes imperios chinos, entre el 618 y el 906. Pero durante el reinado del emperador Taizong (627-650), y luego de Wu, China sometió a sus vecinos nómadas del norte y noroeste para asegurar la paz y la seguridad en las rutas comerciales que iban a Siria o Roma.

El siglo VII, el siglo de Wu Zetian, fue especialmente significativo en cuanto a cambios sociales, ya que la reforma del sistema oficial obligaba a activarse a hombres educados y sin conexiones familiares y servir al gobierno. Esta nueva clase social reemplazó poco a poco a la antigua aristocracia, y contribuyó a una extraordinaria fusión cultural.

5. Ha tenido la peor mala fama

Gracias a los historiadores chinos, esta emperatriz de China fue difamada de manera oficial e imperial, acentuándose sus defectos y elaborando listas de los crímenes cometidos:

“mató a su hermana, descuartizó a sus hermanos mayores, envenenó a su madre y estranguló a su hija. Ella es odiada igualmente por los dioses y por los hombres”.

Del crimen de su hija dicen que culpó a la esposa del emperador –Wang–, y éste le creyó a Wu y mandó a encarcelar a Wang, a la que pronto acompañó la Concubina Pura. Cuentan que Wu Zetian ordenó atar las manos y pies de ambas mujeres y mutilar sus cuerpos y llenar con ellos unos barriles de vino. Después de “deshacerse” de sus dos principales rivales, logró ser emperatriz.

6. Tenía un harén de hombres

Es normal para un emperador tener un harén de mujeres, pero para una mujer es absolutamente escandaloso. Wu Zetian mantuvo un harén masculino a la avanzada edad de 70 años, lo que le valió epítetos como “lujuriosa” y “pervertida”, entre los más aceptables.

7. Era de una gran belleza e inteligencia

Ser admitida en el harén del emperador equivaldría hoy en día a ganar un certamen de belleza, por lo que es fácilmente deducible que era hermosa a sus 13 años. Pero mantenerse y llegar a ser lo que fue involucraba algo más que una cara bonita.

Sabía leer y su trabajo era cambiar los documentos oficiales que Taizong tenía pegados en las paredes de su habitación, para tener con qué trabajar si acaso despertaba en la noche. Así, Wu tenía acceso al dormitorio imperial y, dicen las malas lenguas, pudo seducir al emperador.

8. Una lápida en blanco

El monumento de piedra gigante, colocado a un lado de la vía que conduce al “espíritu de su tumba” permanece en blanco. Los historiadores aducen que a su muerte no se hizo ninguna inscripción a la espera de que sus sucesores pudiesen componer algún epitafio digno de ella. Pero hasta el momento jamás escribieron nada, y su lápida está muda.

Es el único caso en la historia china que una tumba de un mandatario imperial permanezca sin ningún tipo de inscripción.

Sin duda, Wu Zetian se aprovechó de las situaciones políticas que se le presentaron, y tomó ventaja de ellas. Fue una mujer de su tiempo, una gobernante que tal vez no se diferenció mucho de los otros, pero que se enfrentó a la ideología confucionista y en virtud de ello, fue denigrada en documentos oficiales que perduran hasta hoy, 1.500 años más tarde. El Instituto Smithsoniano publicó un interesantísimo artículo sobre esta “demonización” de la emperatriz de China, y si tienes interés puedes consultarlo aquí.


The Misunderstood Legacy Of China's Only Empress | Wu Zetian | Timeline


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