Emilia Pardo-Bazán y de la Rúa-Figueroa, o simplemente Emilia Pardo Bazán (La Coruña, 16 de septiembre de 1851-Madrid, 12 de mayo de 1921), condesa de Pardo Bazán, fue una noble y novelista, periodista, feminista, ensayista, crítica literaria, poetisa, dramaturga, traductora, editora, catedrática y conferenciante española introductora del Naturalismo en España.
Fue una precursora en sus ideas acerca de los derechos de las mujeres y el feminismo. Reivindicó la instrucción de las mujeres como algo fundamental y dedicó una parte importante de su actuación pública a defenderlo. Entre su obra literaria una de las más conocidas es la novela Los pazos de Ulloa (1886).
Entre sus obras destacadas está La cuestión palpitante una recopilación de artículos que la acreditan como una de las principales impulsoras del naturalismo en España, movimiento que surge como reacción al romanticismo.
También La Tribuna (1883), considerada la primera novela social y la primera novela naturalista española, donde incorpora por primera vez en la novela española al proletariado y da voz y discurso propio a una mujer trabajadora: Amparo, la cigarrera.
Pardo Bazán fue una abanderada de los derechos de las mujeres y dedicó su vida a defenderlos tanto en su trayectoria vital como en su obra literaria.
Se definía a sí misma como feminista radical
“Yo soy una radical feminista; creo que todos los derechos que tiene el hombre debe tenerlos la mujer”.
La creación de la revista mensual Nuevo Teatro Crítico (1891-1893) que redactó sola complementado con la creación de la colección Biblioteca de la Mujer que fundó y dirigió de 1892 a 1914 con ediciones especialmente relevantes como la La esclavitud femenina de John Stuart Mill o La mujer ante el socialismo de August Bebel son claves en el afán de Pardo Bazán para formar a las mujeres.
En todas sus obras incorporó sus ideas acerca de la modernización de la sociedad española, sobre la necesidad de la educación femenina y sobre el acceso de las mujeres a todos los derechos y oportunidades que tenían los hombres.
En 1882 participó en un congreso pedagógico de la Institución Libre de Enseñanza celebrado en Madrid, criticando abiertamente en su intervención la educación que las españolas recibían considerándola una «doma» a través de la cual se les transmitían los valores de pasividad, obediencia y sumisión a sus maridos. También reclamó para las mujeres el derecho a acceder a todos los niveles educativos, a ejercer cualquier profesión, a su felicidad y a su dignidad.
Uno de sus empeños fue también la presencia de las mujeres en las instituciones culturales. Aún consciente del sexismo en los círculos intelectuales, propuso a Concepción Arenal para la Real Academia Española, pero la candidatura fue rechazada; tampoco se había aceptado la de Gertrudis Gómez de Avellaneda, ni su propia candidatura, rechazada en tres ocasiones: en 1889, en 1892 y en 1912 en el que la Real Academia la rechazó alegando un defecto de forma a pesar de que la escritora había logrado el apoyo de destacados intelectuales y de campañas favorables en periódicos de Galicia y Madrid.
El 9 de febrero de 1905 se convirtió en la primera mujer admitida como socia en el Ateneo de Madrid con el número 7.925. Aunque ya era una reconocida escritora y había dado conferencias allí no podía entrar en la casa como socia de pleno derecho. Tras su admisión solicitaron el ingreso de inmediato otras dos destacadas feministas: Blanca de los Ríos y Carmen de Burgos, admitidas el 10 de marzo. Un año después, en 1906 fue la primera mujer en presidir la sección de literatura del Ateneo de Madrid.
Pardo Bazán fue también la primera mujer en ocupar una cátedra de Literaturas Neolatinas en la Universidad Central de Madrid (en 1916) además de ser nombrada en 1910 consejera de Instrucción Pública por Alfonso XIII.
MADRID, 1920.- La escritora gallega Emilia Pardo Bazán en el tribunal de unos exámenes de Literaturas Románicas en la Universidad de Madrid. EFE/Archivo Díaz Casariego/nr