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Chantal Akerman, directora de cine belga, artista y profesora en la European Graduate School.


Chantal Anne Akerman (Bruselas, 6 de junio de 1950-París, 5 de octubre de 2015) fue una directora de cine belga, artista y profesora de cine en la European Graduate School.​ Sus películas están basadas en observaciones sobre la vida cotidiana, la identidad femenina, la necesidad de comer, la sexualidad, el aislamiento, el judaísmo y la política de exclusión en el siglo XX. Se dio a conocer a un público masivo con la película Jeanne Dielman, 23 quai du Commerce, 1080 Bruxelles en 1975, donde ejemplifica su modo de evadir la narrativa convencional mediante la elipsis. En los últimos años destacó asimismo por la escritura.

Akerman nació en el seno de una familia de Bruselas, que era judía practicante de origen polaco. Sus abuelos y su madre fueron enviados a Auschwitz; solo se salvó su madre. La ansiedad materna, el judaísmo y el exilio serán temas recurrentes en su filmografía.

Akerman señaló que a los quince años, tras ver Pierrot le fou (1965) de Jean-Luc Godard, decidió rodar ella misma. A los dieciocho entró en el Institut National Supérieur des Arts du Spectacle et des Techniques de Diffusion, centro de enseñanza de cinematografía belga. Enseguida lo abandonó, y Akerman hizo un cortometraje de 35 mm en blanco y negro, con sus ahorros: Saute ma ville (1968), de duración de 13 minutos y tiene como protagonista a una joven, ella misma como actriz, y su relación conflictiva con las cosas cotidianas.

En 1971, fue premiada Saute ma ville en el festival de Oberhausen. Ese mismo año se trasladó a Nueva York, donde estuvo hasta 1972. Vio cine independiente, especialmente de Stan Brakhage, Jonas Mekas, Andy Warhol y Michael Snow. Obras de 1972, como Hotel Monterey y cortos como La Chambre 1 y La Chambre 2, revelan su nuevo aprendizaje. Inició entonces una colaboración con la cineasta Babette Mangolte.

En 1973, Akerman regresó a Bélgica. En 1974, fue reconocida por la crítica con su Je tu il elle, película experimental sobre la agresión. Su manifiesto es un clásico moderno. Jeanne Dielman, 23 quai du Commerce, 1080 Bruxelles (1975), alabado por el New York Times como "la primera obra maestra del feminismo en la historia del cine"; trata de momentos intimistas en las rutinas de una eficiente ama de casa que se ve obligada a prostituirse para poder vivir con su hijo. Muy pronto, en 1978, concluyó Las citas de Anna, que es un filme asimismo destacado por su belleza y precisión.

En 1991, presentó su largometraje Noche y día, donde invierte de entrada el dúo día y noche: es la historia de un trío amoroso, con dos chicos y una joven, que viven en sus relaciones pasionales separadas en dos mitades del día, casi sin dormir. La película, como dijo Akerman, no tiene nada que ver con el modo de hacer de Truffaut, pero hay un homenaje indirecto al tema de Jules et Jim y otro expreso con un libro que lleva un protagonista con un relato de Truffaut. En ese mismo año fue miembro del jurado del 41.° Festival de Berlín.

Desde entonces filmó, entre otras películas: La mudanza (1992), Contra el olvido (1992), Retrato de una joven a finales de los sesenta en Bruselas (1993), Un diván en Nueva York (o Romance en NY', 1996) o Del otro lado (2002), aparte de sus colaboraciones con Eric de Kuyper y otros filmes vinculados temáticamente con el exilio y la falta de comunicación.

Akerman siempre rechazó, pese al carácter escogido de su obra, que su cine se esconda en guetos. En 2011, presentó su versión de la novela de Joseph Conrad, La locura de Almayer. Ha sido una de las cineastas más originales de la modernidad europea (en un registro distinto al de Agnès Varda, mayor que ella).

Además trabajó destacadamente como actriz en varios de sus filmes y escribió cuatro libros: Hall de Nuit (1997); Une famille à Bruxelles (1998); Autoportrait, (2004), excelente autorretrato como cineasta; y Ma mère rit (2013), donde aparece su trama familiar y sus vivencias complejas con la herencia materna. Su escritura es precisa, sortijada, clara.

En 1995 Chantal Akerman comenzó a realizar video instalaciones en diferen s museos, galerías de arte y exposiciones de arte contemporáneo. Se destacan sus obras presentadas en la Bienal de Venecia de 200 1 y en la Bienal de San Pablo en 2010.

El 5 de octubre de 2015 se suicidó en París a los sesenta y cinco años debido a una enfermedad maníaco depresiva, por la cual había estado internada los meses anteriores, con el diagnóstico de depresión. ​Su sepultura se encuentra en el cementerio del Père-Lachaise (sección 49).

Temas

La trama de los filmes de Akerman es mínima (a veces, hasta cabe decir que no existe), y sin ser agobiantes, sus elipsis son una de las marcas de identidad creadora: expresan de un modo claro su no sentirse confortablemente en el mundo.

Se ha asociado el cine de Akerman con el caminar, es un cine muy cinético.11​ En ese punto se le puede emparejar con Godard o Wenders, aunque su cine sea más despojado (y más cuidado en general).

Es el suyo un modo de transitar muy vasto, pues además de los desplazamientos fílmicos de la autora, sus personajes atraviesan diferentes espacios, incluyendo el que separa los hechos de la vida cotidiana con las fantasías; lo normal en ese tránsito puede pasar a ser inquietante y desde luego lleno de imaginaciones, ya desde su primer mediometraje, en donde la protagonista juega y canta y se mueve en su casa, pero donde parece que la ficción se inclina a la catástrofe tras una brusca ruptura (se ha hablado de lo "cotidiano hiperrealista en Akerman).

Chantal Akerman vuelca en sus filmes intimidad, precisión expresiva y rigor, con una voluntad creadora que se mueve inseparablemente en los territorios de la ficción y del documental, pues funde esos dos registros con una naturalidad original, dotando al relato de realismo y de poesía.

Correspondencias, cuadernos de viaje... Su vagabundeo está relacionado con el tema del exilio, esto es, del peregrinaje, la huida o la destrucción. En España se ha publicado el álbum Exilios (Intermedio, 2011), con cuatro películas suyas, donde va recogiendo huellas de vidas distintas viajando por todo el mundo: por Rusia, Ucrania y Polonia, en Del Este, 1993, donde casi sin relato alguno da cuenta de una honda monotonía; por la Norteamérica sureña, Sur (1999), y su racismo mostrado en las consecuencias y ecos de un asesinato; por el norte conflictivo de México, fronterizo con Estados Unidos, Del otro lado (2002); por Israel, Allá (2006), y concretamente en Tel Aviv, donde se describe la espera y el silencio: en esta ciudad la protagonista se encierra en un piso para describir la situación israelí indirectamente, a través del paso de las horas de una mujer que habla por teléfono y da datos dispersos sobre su vida, mientras la cámara ofrece vistas de los edificios de enfrente y de sus habitantes habituales. Su cuarteto es una muestra de la peregrinación y el vacío modernos.

Esta visión medio en fuga repercute en su modo de contar las relaciones amorosas: no solo en los malos encuentros, de su filme experimental Je, tu, il, elle (1974), sino ya en Las citas de Anna (Les rendez-vous d’Anna, 1978), en Toute une nuit (1982) o en Nuit et jour (Noche y día, 1991). Los encuentros, en muchas ocasiones, conducen al retiro.

Y ahí está el tema de la soledad. La propia directora hace de protagonista en L’homme a la valise (1983), y se recluye durante semanas en un habitáculo minúsculo (como ya hizo en Saute ma ville) donde vive, se refugia y vigila lo que ocurre en el exterior: sus vecinos vienen a ser representantes del mundo.

El viaje vital, azaroso y a veces esperanzado, puede con todo asociarse al periplo romántico: así sucede con Akerman, aunque parezca muy contemporáneo y poco sentimental. Entre sus referencias parecen encontrarse el pintor Edward Hopper y artistas como Warhol, además de Godard. Pero Akerman hace de sus silencios y de los planos quietos un lugar de espera de notable belleza, y claramente vivos, abiertos a cierta ironía dentro de un mundo de monotonía impuesta.

Su mundo en parte es una reflexión a partir de su vida. Akerman prefiere mostrar a personajes que están en vías de llegar a ser ellos mismos, pero que aún son informes (como sucede en Noche y día). Un filme abiertamente autobiográfico es Portrait d'une jeune fille de la fin des années 60 à Bruxelles (1994), donde desarrolla con claridad esa visión de la pre-madurez. Ella constata lo que 'hay' en este momento fugaz. En un autorretrato para la TV Chantal Akerman par Chantal Akerman (1996), decía al final: «Mi nombre es Chantal Akerman. Vivo en Bruselas; es verdad. Es verdad.»




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